Un energúmeno

Un energúmeno

En su mas reciente blog, el hermano del narcopresidente Ernesto Samper, Daniel Samper Pizano, plasmó la siguiente frase, en referencia al trabajo periodístico de Antonio Caballero: “Su descarnado perfil de Álvaro Gómez Hurtado al morir el jefe conservador provocó entonces repulsa y hoy se recuerda con admiración”.

Sea lo primero recordarle al hermano del testaferro político del Cartel de Cali que el verbo indicado para referirse a la muerte del doctor Gómez Hurtado es asesinar. Él fue asesinado precisamente por orden del gobierno de Samper. Quien transmitió la instrucción desde la Casa de Nariño fue el compinche del exmandatario liberal, Horacio Serpa.

Pero, ¿qué dice el “descarnado perfil” que Caballero escribió de Gómez horas después de su magnicidio? Esa columna de diciembre de 1995, publicada en la desaparecida revista Cambio 16, fue una vulgar burla a la familia del dirigente asesinado y un inaceptable intento de justificación del crimen.

Caballero se refirió al doctor Gómez como “uno de los políticos más nefastos y dañinos que se hayan visto en esta tierra de políticos dañinos y nefastos que es la nuestra”.

Contra toda evidencia y ciego por el sectarismo propio de los militantes de la extrema izquierda, Caballero sentenció que “durante toda su larguísima vida política -50 años- Álvaro Gómez Hurtado fue un tozudo predicador de la violencia como instrumento de la política”.

Es muy posible que la inquina de Caballero se deba a la valentía con que el jefe del conservatismo, en los años 60, denunció ante el presidente de la época -Guillermo León Valencia-, la existencia de unas “repúblicas independientes” en el sur del país, donde los bandoleros liderados por Tirofijo eran amos y señores.

Retomando la columna de Caballero, puede concluirse que aquella fue una nauseabunda colección de mentiras y medias verdades. Mientras buena parte de Colombia y la familia del dirigente se hundían en el dolor, el periodista se atrevió a descalificar a la persona que desempeñó uno de los roles más importantes de la historia nacional en la segunda mitad del siglo pasado.

“Violento desde el poder. Porque si bien se presentaba últimamente (ya lo había hecho antes: casi en cada oportunidad electoral) como un adversario del régimen, su biografía ilustra todo lo contrario. Salvo en los cuatro años de su exilio bajo la dictadura de Rojas, toda la larguísima carrera política de Álvaro Gómez Hurtado se desarrolla desde el poder. El de su padre primero, de quien fue la ‘eminencia gris’ y luego, derrotado muchas veces en sus aspiraciones presidenciales (…), desde el poder de sus adversarios, a quienes, en vez de oponerse, prefirió siempre extorsionar para sacarles ‘cuotas’”.

Caballero, tendenciosamente quiso mostrar a Gómez Hurtado como un vulgar politiquero para restarle importancia al crimen y, seguramente, ayudar a desviar la atención de la investigación sobre el mismo.

Han pasado casi 26 años del asesinato y en el expediente se encuentran montañas de pruebas que apuntan hacia un mismo lugar: la responsabilidad del presidente Samper, su lugarteniente Horacio Serpa, y los organismos de seguridad del Estado en la planificación y ejecución del magnicidio. Y al doctor Gómez no lo mataron porque no querían darle una representación política en el gobierno, sino porque él, con sus cuestionamientos y su firme oposición, tenía en jaque al presidente que fungía como testaferro de la mafia.

Aunque lo describen como hombre tímido, en realidad Caballero era un sujeto taimado, incapaz de sostenerle la mirada a alguien. Lleno de complejos y de defectos de carácter, todos ellos agudizados por su afición a los vicios. Paradójicamente, era un rutilante ejemplo de lo que tanto decía aborrecer. Aunque intentara mimetizarlo, cabalgaba sobre sus apellidos y sobre el “legado” de sus antepasados como si aquello fuera razón suficiente para merecerlo todo.

Un energúmeno sin compasión humana de ninguna naturaleza. En las últimas líneas de su cobarde diatriba contra Álvaro Gómez escribió: “Que lo lloren sus deudos. Pero que no vengan ahora, al amparo de su muerte, a tratar de convencernos de que Álvaro Gómez Hurtado era un héroe”.

Que Dios tenga compasión de la atormentada alma de Antonio Caballero y que nadie se atreva a maltratar a quienes lo quisieron en vida como él hizo con la familia y amigos de Álvaro Gómez Hurtado.

@IrreverentesCol

Publicado: septiembre 12 de 2021

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