Temporalidad de prioridades

Se cumplen 45 días desde el inicio de la pandemia. Estamos en época de meditación, reflexión y construcción de propuestas que permitan establecer puentes entre el Talento Humano de Salud y el Gobierno de tal forma que como nación salgamos fortalecidos. Es el momento de dejar los celulares afuera, limpiar la superficie de la mesa de diálogo con oxitocina para alejar mezquindades e intereses particulares. Usar tapabocas para que solo salgan palabras que permitan restablecer la confianza. Cardinal ordenar cronológicamente las prioridades para que los resultados expresen el feliz término de las necesidades.

Hay consenso de los actores involucrados y conciencia en todos los colombianos que hay que proteger al personal sanitario. Los elementos de protección personal (EPP) y de bioseguridad para el talento en salud no admite espera. Esto debe quedar resuelto esta semana y la responsabilidad compartida de empleador y ARL sin prorrogas. Combinado además con las pruebas diagnósticas para identificar a los prestadores que son portadores asintomáticos y retirarlos de la primera línea de atención.

Con visión premonitoria el Presidente Duque sancionó hace casi un año la ley de Punto Final. Este es otro tema que no admite más flexibilidades. Deudas históricas con el sector. Hay que ponernos al día con las IPS y los médicos, enfermeras y todo el grupo sanitario (son los primeros en la fila). Uno de ellos me escribió: “son muy bonitas las N-95 pero con eso no alimentamos a nuestros hijos.” Salud y economía: indisolubles como lo es el ser humano y es ésta la primera lección del Coronavirus.

La forma de vinculación del talento en salud es tema de discusión a mediano plazo. Se necesita con urgencia por parte de los generadores de empleo ajustar la modalidad de contratación de personal a un contrato laboral que le de todas las garantías y seguridad a quien se contrate y no como se denota en la mayoría de los casos que vinculan a través de contratos de prestación de servicios. Entiendo algunas bondades de la contratación por prestación de servicios, pero esta no satisface las necesidades inaplazables del personal en salud. Los contratos laborales a tiempo definido o indefinido garantizan todas las prestaciones sociales y estabilidad laboral al trabajador. Un ejemplo simple, un contrato por prestación de servicios de 1 millón de pesos equivale en la práctica a que el trabajador reciba 800 mil pesos mensuales aproximadamente si tenemos en cuenta que la retención en la fuente y la seguridad social es por cuenta del contratista. Además,  no da estabilidad al trabajador; a diferencia del contrato laboral que ofrece todas las garantías al trabajador (prestaciones sociales y vacaciones), va a recibir más dinero al mes y le genera estabilidad laboral en el tiempo. No queremos legislar sobre la coyuntura, sino a que se tengan en cuenta los mecanismos que brinda la Legislación Laboral colombiana y la misma jurisprudencia para eventos de contratación laboral, garantizando una estabilidad al empleado, además de pactar salarios más justos en todos los tiempos.

La pandemia ha hecho una resonancia magnética funcional del sector de la salud y ha resaltado las imágenes erosionadas que le aquejan. La calidad de la información, la falta de sistematización y los subregistros. Qué decir del estado lamentable de algunos de nuestros hospitales y sus prestadores. Como sociedad necesitamos hacer unos ajustes estructurales a la Ley 100 para que el péndulo del consenso, que oscilan los actores, se detenga en el punto cero. El del equilibrio.

La corrupción en salud es lamentable, vergonzosa y nos muestra lo execrable del ser humano. Aprovecharse de los débiles e indolencia hacia los más vulnerables. El COVID-19 exige vigilancia y medidas drásticas durante la pandemia. Pero sobre la peste que es la corrupción, fumigación permanente con la más severa de las sanciones. Cero impunidad: ¡esto no tiene descanso! Es compromiso de todos. Modernizar la Superintendencia de Salud y dotarla de más instrumentos de vigilancia que garanticen el flujo de los recursos.

Pero también el coronavirus ha mostrado el emprendimiento, talante y creatividad de los colombianos. Hay que contagiarla e impulsarla. Los productos sanitarios en Colombia deben estar salvaguardados y los empresarios estimulados. Fuentes de divisas originadas en el sector salud son bienvenidas y nos alegran. Sin discusión: no podemos saltarnos los protocolos sanitarios. Así garantizamos la seguridad del paciente y afianzamos la credibilidad de lo hecho en Colombia.

La caligrafía de esta propuesta y su revisión ortográfica debe tener su fuente genuina en el sector salud. Tenemos la habilidad, el conocimiento y la competencia. Muchos años reinventándola. No queremos gérmenes oportunistas anclados y colonizándola que quieran beneficiarse a costa de nuestras penurias y defensas disminuidas.

@Rembertoburgose

Publicado: abril 23 de 2020

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