¿Quién mandará a quién?

¿Quién mandará a quién?

El Congreso va a jugar un rol protagónico durante los próximos cuatro años. Ya sea en una presidencia de Rodolfo Hernández, como todo parece indicar que sucederá, o con Petro, las relaciones entre la Casa de Nariño y el Capitolio no serán fáciles. La cercanía histórica entre estos dos poderes públicos puede estar por romperse y un choque de trenes podrá ser pan de cada día.

Siempre se ha dicho que el Congreso es el notario del Presidente. Por lo menos en Colombia ese es el común denominador. El poder burocrático y presupuestal del primer mandatario por lo general arrodilla a los partidos y los convierte en aduladores del solio de Bolívar.

Sin embargo, la composición del próximo Congreso es bastante particular. Ninguna fuerza política tiene mayorías y no le será sencillo construirlas a quien se posesione el próximo 7 de agosto. Si gana Petro, la oposición que afrontará será feroz. Si bien es verdad el Pacto Histórico triunfó el pasado 13 de marzo, está lejos de ser una aplanadora.

De hecho, los partidos tradicionales mantuvieron casi intacta su representación y el bloque de centro-derecha le haría imposible a la izquierda aprobar las reformas de fondo que plantean en temas tributarios, institucionales, pensionales, etc.

Por otro lado, con Rodolfo todo es una incertidumbre. Su campaña ha sido supremamente hostil con la clase política y la amenaza de exponer públicamente a los parlamentarios que pidan puestos y contratos hace pensar a más de uno en el Capitolio. La confrontación democrática que plantea Hernández no se ha visto en los últimos años y no se sabe cómo logrará el ingeniero sacar adelante sus reformas.

Su as bajo la manga puede ser el índice de favorabilidad. Si el impulso de la campaña se traduce en una imagen positiva superior al 70%, algo que no se ve desde la época Uribe, el Congreso perdería legitimidad para oponerse a sus reformas y el margen de maniobra de los parlamentarios se reduciría considerablemente.

No obstante, nadie sabe a ciencia cierta si eso puede llegar a pasar. Si, por ejemplo, su imagen baja y no supera el 30% o 40%, como le pasó a Santos y a Duque, el Congreso tendría mayor fuerza para hacer un paro legislativo y empezar a citar a debates de control político a todos los Ministros con frecuencia, sin mencionar la figura de la moción de censura con la que los puede tumbar del cargo.

En últimas, sea cual sea el resultado del próximo 19 de junio, la relación entre el Congreso y la Presidencia no será fácil. La cordialidad será reemplazada por una batalla constante y solo el tiempo dirá quién mandará a quién. En el corto plazo los Presidentes tienen el juego a su favor, pero el desgaste del Gobierno y el paso del tiempo mejora las perspectivas del Parlamento. La disputa siempre será interesante. Eso sí, desde que se mantenga en el ámbito institucional y no pase a otras dimensiones.

@Tatacabello

Publicado: junio 3 de 2022

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