Francisco José Tamayo Collins: ¡Pilas con la Flakka y sus amigas!

Francisco José Tamayo Collins: ¡Pilas con la Flakka y sus amigas!

Es un producto 100% sintético, capaz de acabar con la vida de quien la consume por primera vez: la Flakka.

Aparece una nueva droga en el mercado de los estupefacientes, que lamentablemente ya está siendo vendida en Colombia. Es un producto 100% sintético, capaz de acabar con la vida de quien la consume por primera vez: la Flakka.

Se ha hecho viral un video que muestra los efectos de este veneno asesino; imágenes horrorosas que presentan a jóvenes solitarios, poseídos por esta substancia que también recibe el nombre de “sal de baño”.

Para preocupación de todos, y esto debe motivar que se enciendan las alarmas, la apariencia de este diabólico “invento” no tiene mayores diferencias con el de la sal marina, utilizada con maestría por numerosos chefs y gourmets en los cinco continentes.

La Flakka puede ser consumida a través de inhalación, inyectada o fumada, y en muy pocas dosis, acaba con el sistema nervioso central de sus consumidores. Sus efectos iniciales son monstruosos: convulsiones, pánico, alucinaciones que llevan a la persona a cometer actos degradantes, anulación de la voluntad y canibalismo.

En términos médicos el corazón, los pulmones y el cerebro se ven severamente afectados tras el consumo de esta droga, y pueden colapsar muy rápidamente. Reino Unido, Australia, China y Estados Unidos han visto cómo miles de jóvenes, tras la irrupción de esta potente droga en las calles de sus grandes metrópolis, perdieron la vida.

Urge que las autoridades colombianas se tomen el trabajo de identificar y judicializar a quienes están al frente de esta siniestra actividad, bandas del microtráfico organizadas y partícipes en redes internacionales.

Revisando bibliografía relacionada con el tema del incremento del consumo en nuestra región, debemos resaltar el proyecto DROSICAN y Observatorio de Drogas de Colombia, publicado en 2009. Este estudio señala que en los países andinos se encontró que cerca del 1,6% de los estudiantes universitarios de Bolivia, Ecuador y Perú declaró haber usado drogas sintéticas alguna vez en la vida, porcentaje que llegó a 4,6% entre los estudiantes de Colombia, siendo el éxtasis la sustancia de mayor uso.

En cuanto al fenómeno de las drogas emergentes, el propio Observatorio de Drogas de Colombia, reporta la aparición de algunos inhalantes como poppers (nitrato de amino) y “dick” (cloruro de metileno/diclorometano). Este último tiene fuerte impacto en la población escolar, desplazando sustancias “clásicas” como marihuana o cocaína y sus derivados, que usualmente ocupaban los primeros lugares.

Las cifras son aterradoras: el consumo de dick alguna vez en la vida llega al 4.1%, al año es de 2.73% y en el mes es de 1,27%. El dick se sitúa como la segunda droga ilícita después de la marihuana en la población escolarizada.

Como sociedad, tenemos una bomba de tiempo entre manos, pues gracias a la famosa legalización de la dosis mínima, el consumo está empezando en los años de primaria: niños que se encuentran entre los 9 y los 11 años de edad son objetivo comercial de cientos de dealers, que ya han iniciados operaciones en numerosas instituciones educativas.

No está de más mencionar que la adicción de nuestros niños y jóvenes implica la destrucción de sus familias: la unidad básica de la sociedad es la principal víctima del narcotráfico.

¡Pilas con esta nueva tragedia! No sólo es el problema del desempleo en los jóvenes, impulsado por la miopía de nuestra clase dirigente, que en lugar de minimizar los impuestos para quienes desean empezar su vida laboral de forma independiente, lo único que ha hecho es bloquear con sus obtusas medidas la posibilidad del florecimiento de miles de emprendimientos. Ahora el consumo, que afecta a cientos de miles de nuestros jóvenes y niños, debe ser tema de campaña.

Con todo respeto: O frenamos en seco el tema de legalización de dosis mínima y otras perlitas que lo único que han hecho es quitarle la máscara a un problema de salud pública de inimaginables consecuencias, o simplemente terminaremos sepultando el futuro de millones de familias.

 “Mientras más jóvenes empiecen a fumar marihuana, más posibilidades tendrán de generar trastornos relacionados con la salud mental, como la esquizofrenia”. Bertha K. Madras, profesora de psicología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

@tamayocollins

Publicado: octubre 11 de 2017