Nepotismo gay

Nepotismo gay

Democracias como la de los Estados Unidos no impiden que un presidente, por ejemplo, nombre a su hermano en un cargo de primer nivel. De hecho, Robert Kennedy fue el fiscal general –equivalente al ministro de Justicia- de su hermano John cuando éste asumió la presidencia.

Para evitar el nepotismo en Colombia, se han establecido ciertas reglas de juego. Un funcionario no puede nombrar a su hijo, a su esposa, a sus hermanos. A su cuñado, a su cuñada. En fin. La idea es que la administración pública no se convierta en una solución laboral para las familias de quienes ejercen el poder.

Cuestionables o no, esas son las reglas de juego y aplican para todos, menos, al parecer, para las parejas del mismo sexo que se escudan tras su condición de minoría para victimizarse cuando se les cuestiona por hechos que no son del todo claros.

Lo primero que hay que decir es que una persona no puede ser ni cuestionada ni descalificada por sus preferencias sexuales. La homofobia es  una práctica execrable que merece el rechazo pleno de toda la sociedad. Pero igual rechazo debe merecer que las parejas homosexuales, se valgan de su condición para adelantar prácticas nepotistas que no le son permitidas ni aceptadas a una pareja heterosexual.

Pareja de ministras y congresistas

Juan Manuel Santos, en una de las tantas modificaciones de su gabinete ministerial pasó a la señora Cecilia Álvarez Correa del ministerio de Transporte al ministerio de Comercio y paralelamente pasó a Gina Parody de la dirección del Sena al ministerio de Educación Nacional.

De manera inmediata, la señora Correa compareció ante la opinión pública para expresar que ella es la pareja estable y permanente de Parody. Era la primera vez en la historia de Colombia que al gabinete ministerial llegaban dos mujeres que reconocen públicamente su condición de lesbianas. Y aquello no tiene absolutamente nada de malo. La duda que surge es por su condición de pareja. Alegarán, en su defensa, que como la ley colombiana, para el momento de su designación no permitía el matrimonio de parejas del mismo sexo, ellas simplemente eran novias. Y con eso eluden el debate legal frente al nepotismo que aplicaría para cualquier sociedad conyugal de hecho.