Narcotráfico: objetivo de alto valor

Narcotráfico: objetivo de alto valor

Desde siempre se ha sabido que el narcotráfico es la génesis de todos los problemas sociales y de orden público que padece Colombia.

Santos permitió que el país se convirtiera en un mar de coca. Según la medición que recientemente hizo pública el gobierno de los Estados Unidos, actualmente hay más de 245 mil hectáreas de cultivos ilícitos. Igualmente, el año pasado se produjeron más de mil toneladas métricas de clorhidrato de cocaína, un crecimiento de cerca del 10% en relación con el año 2019.

El gobierno de Santos trató de dejar muy bien atada la prohibición para la fumigación de los cultivos de coca, a través de una decisión de la corte constitucional con la que se impidió el uso de glifosato, agente herbicida ampliamente conocido y utilizado a nivel global para el control de plagas.

Desde siempre, Colombia ha utilizado al glifosato para controlar plagas en cultivos lícitos, como el arroz. No existe evidencia científica concluyente que ese herbicida afecte de manera directa la salud de los humanos. Desde mediados del siglo pasado, a raíz de la estructuración y puesta en marcha del ‘Plan Colombia’, gracias a la cooperación del gobierno estadounidense, se inició una verdadera ofensiva contra los narcocultivos.

Las cifras fueron espectaculares. Se llegó a números verdaderamente alentadores. En el año 2013, la cifra bajó a poco más de 40 mil hectáreas.

Al atacar al narcotráfico, el terrorismo pierde su principal fuente de financiación.

Hoy, el panorama es francamente angustiante. Luego de muchos análisis y estudios, el gobierno del presidente Iván Duque finiquitó el protocolo para reiniciar las fumigaciones de cultivos ilícitos.

Han pasado cerca de dos meses desde que se hizo pública la hoja de ruta, sin que a la fecha se haya visto a los aviones antinarcóticos regando a las miles de hectáreas de coca.

Este no es un asunto de menor cuantía. El narcotráfico es el que nutre, por ejemplo, a las bandas delincuenciales que tienen bloqueadas las vías del país.

¿De dónde salen los recursos para financiar los actos delictivos que comete la banda denominada ‘Primera Línea’? ¿Quién está irrigando con dineros la campaña sucia que se adelanta en contra del Estado y del gobierno de Colombia? La respuesta es inequívoca: el narcotráfico al que el gobierno de Duque tiene el deber de enfrentar sin miramientos ni dubitaciones.

Nadie puede llamarse a engaños. La mafia tiene al presidente de la República en la mira. El atentado terrorista contra él, sus ministros de Interior y Defensa, es obra del narcotráfico.  

Ellos, los narcotraficantes, hace mucho le declararon la guerra a Colombia. Y el presidente está en mora de desatar en contra de ellos la más contundente ofensiva de que haya registro en nuestra historia reciente. Bien podría empezar por ordenar, invocando razones de seguridad nacional, la fumigación de las plantaciones de coca.

La democracia está en riesgo. Afortunadamente, el atentado contra el jefe de Estado no tuvo mayores consecuencias. Pero si el gobierno no entiende el mensaje, reaccionando con la implacabilidad correspondiente, los narcos en cualquier momento podrán salirse con la suya, cosa que no puede llegar a suceder.

@IrreverentesCol

Publicado: junio 29 de 2021

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