Los amos y señores de Colombia

Los amos y señores de Colombia

Como el lugar al que asisten los representantes y voceros del pueblo, son comúnmente definidos los parlamentos o congresos. La reglas de juego se fijan de acuerdo a las costumbres políticas de cada nación y con base en ellas se convoca a elecciones y los que alcancen el número de votos necesarios ocuparán un escaño.

En eso consiste la democracia representativa: un número determinado de ciudadanos depositan su representación en una persona para que, en su nombre, cumpla con las funciones propias del congreso que, en el caso colombiano son tres: ejercer control político, fungir como constituyente derivado cuando corresponda y hacer las leyes.

En el congreso los votos y la voz de todos los parlamentarios tiene exactamente el mismo peso e importancia, o por lo menos así era hasta ahora que, por cuenta del ilegítimo acuerdo entre Santos y Timochenko que permite la llegada al Capitolio de 6 delegados de las Farc que ejercerán como supremos guardianes de que tanto el Senado como la Cámara de Representantes disciplinadamente voten las leyes y actos legislativos que necesitan ser aprobados para implementar el pacto de paz.

Esos 6 supremos son presentados de forma benigna como unos delegados “con voz pero sin voto”, cuando en la práctica serán unos verdaderos policías políticos con un pie en la legalidad y el otro en la clandestinidad, concentrados en transmitir obediente y oportunamente la información de aquellos congresistas que no sean disciplinados en la implementación del acuerdo de paz.

Designados a dedo por los terroristas, esos 6 congresistas serán los parlamentarios más poderosos del Congreso de la República. Tomarán la palabra cuando les venga en gana durante el tiempo que les venga en gana para instruir y transmitir las órdenes provenientes de las zonas veredales y campamentarias. No era necesario concederles capacidad de voto porque para eso tienen el 80% de los congresistas que hacen parte de la unidad nacional que les harán el mandado sin cortapisas ni tardanzas.

Si la democracia directa resultó gravemente lesionada por cuenta del desconocimiento que el congreso hizo del resultado del plebiscito del 2 de octubre (Puede leer “Democracia herida”), la democracia representativa sufrirá un golpe demoledor gracias a esos 6 inspectores generales de las Farc que, como si fueran el can cerbero de la mitología griega, asegurarán que no se escape una sola de las exigencias hechas por los nuevos cogobernantes de Colombia: los cabecillas de las Farc.

Con impotencia, los colombianos empezarán a registrar cómo en el Congreso de la República los verdaderos representantes del pueblo, personas que ocupan escaños ganados con votos contantes y sonantes no solo serán silenciados por los portavoces de Timochenko, sino que además serán notarios de su voluntad. Solo habrá controversia y confrontación con los integrantes de la bancada uribista. Lo demás será una pieza teatral grotesca que cubrirá de vergüenza a nuestra nación.

Los defensores de esas designaciones, que a partir de 2018 serán reemplazadas por 10 curules a las que accederán candidatos de las Farc que obtengan un voto, alegan que en un Congreso de 268 personas, 6 o 10 curules no hacen la diferencia. Mentira. No se trata de un asunto numérico sino de condiciones. Los pocos parlamentarios innobles que tendrá el terrorismo serán personas poderosísimas. Además de la capacidad de influir ante el legislativo, tendrán acceso directo al aparato judicial que se creó para que las Farc cobren venganza de quienes han sido sus opositores y críticos desde la democracia. Está probado que en Colombia a cualquier persona se le puede abrir un proceso penal con base en el testimonio falso de un delincuente. Se ha denunciado que uno de los principales promotores de la fábrica de falsos testigos en Colombia es, precisamente, el senador Iván Cepeda, hombre fuerte en la nueva alianza de la izquierda con las Farc (Puede leer “Fabricante de testigos”). Con ese panorama de presente, ¿alguien duda que con pocos congresistas, pero con la justicia rendida a sus pies, Timochenko y sus secuaces quedaron convertidos en los amos y señores de Colombia?

@IrreverentesCol