Las vacunas y la salsa

Las vacunas y la salsa

En la Montería de los 70 existió un sitio que hizo parte de nuestra adolescencia. Un amanecedero con varias características: tenía un aviso circular imborrable de madera: fondo azul y letras amarillas, una palmera a cada lado y vendían las cervezas más heladas de la región. Cuando traían el pedido su envase venia con aserrín y sal. No me explico cómo intuían sus propiedades adiabáticas. Un picó con un par de parlantes del tamaño de escaparate y su nombre original: “pa alante y pa atrás”. Era tan fuerte su sonido que podíamos autoevaluarnos la propiocepción: el piso temblaba. Nombre inolvidable: El Palmar. Su visita repetida en vacaciones nos acreditaba como aprendiz de salsa y conocedores del ritmo. Era la única música que se escuchaba y bailaba. Se repasaba su estirpe y hoy en pandemia recordamos algunos descendientes.

“Quítate tu pa´ ponerme yo”

El gobierno ha establecido un orden para el esquema de vacunación. No hay duda que los primeros deben ser lo que están al frente de batalla en esta pandemia. Los abnegados integrantes del Talento Humano en Salud (Fase 1). El Instituto Nacional de Salud en su boletín habla de 34.673 casos confirmados de Covid-19 dentro de ese grupo de profesionales. Es la estrategia justa y sin olvidar las dificultades del día a día (no pagos, sueldos atrasados, desplazamiento laboral por indecentes medidas locales) y se remata con el riesgo a la integridad y la máxima expresión de crueldad: secuestrar un médico con cáncer quien requiere medidas complementarias de soporte oncológico. En otras palabras, los de primera línea deben ser los primeros como estrategia publica y muestra de pago de la deuda social acumulada.

Hay que estar alerta y respetar esa prioridad. Esas personas que no están acostumbradas a respetar las filas, ególatras y lengüilargos, lejos del frente de batalla harán uso de un añejo cartón -no diploma- y buscarán ser los primeros en vacunarse. Esclavos de su imagen, de pronto se deciden por el paseíto y se van a Miami para que los vacunen: váyanse y no vuelvan.

“No hay cama pa tanta gente”

Para lograr la adherente inmunidad de rebaño se deben vacunar entre el 70-90% de la población. En Colombia calculamos que alrededor de 35 millones de habitantes. Aun no tenemos aun el suficiente número de vacunas y los segundos en fila (Fase 2), serán la población vulnerable, nuestros ancianos Entiendo la bondad de la medida. Me ubico en la vereda de Aguas Vivas -Córdoba- cuando llegue el momento de vacunar al par de viejos, quienes no tienen pensión y rechazaran la vacuna (80% de los colombianos no se van a pensionar y solo 5 % de la población rural tiene pensión). Expresarán: vacune primero a nuestros dos hijos quienes son los que trabajan y mantienen. Triste realidad: dependen económicamente de sus familiares, llevan años que no salen de su patio.

Tan importante como la inmunización es abrir la economía. Creo que este punto se debe replantear y los segundos en línea deben ser la población productiva para que la economía despierte. Son los que salen, trabajan o buscan el rebusque. Los que contagian y contaminan. Esa franja poblacional joven de edad productiva, que con la “gripita” debemos proteger para que sigan cuidando a sus familiares ancianos.

“Ahora vengo yo”

La desinformación y candela que los intrigantes del programa de vacunación hacen, utilizando especialmente en redes sociales y caricaturescos memes, han logrado calar dentro de la población. Han conquistado una franja grande de incrédulos y según el DANE 50% de los colombianos, ingenuos, no se vacunarían. Respetamos la libertad de su torpe decisión, pero es una descarga de dolor para el país y su familia. La pseudociencia es tan mala como el SARS-COV-2 y solo la comparo cuando la política, la infectada, entra al recinto sagrado del método científico.

La confianza en la ciencia, los métodos preventivos y en los programas de salud respaldados por la evidencia académica, deben ser los elementos que enriquezcan la dialéctica y aclaren la mejor decisión. Hagamos votos y vacunemos al son de este clásico, salsa brava, para ahuyentar los conspiradores: “ahora vengo yo. Quítate de la vía perico”.

“El rey de la puntualidad”

En este concierto ha quedado evidente la gula de los tiburones del Primer Mundo quienes sentados en primera fila han recibido el 99.3% de las dosis entregadas. (del total de 27.2 millones). No equitativo cuando se compara con los renacuajos del Tercer Mundo, de larga cola y quienes se sacian con pequeños insectos, quienes no han recibido nada. No se puede dar papaya en esto. En Colombia hay que cumplir las fechas y el calendario de la inmunización. El gobierno no debe asegurar tiempos si todavía no tiene la disponibilidad de las vacunas. Estos piadosos anuncios generan frustración en una población arrinconada y lastima con golpe de tambor la salud mental ya desafinada de los colombianos.

“Espera, espera y no viene, pero la gente lo quieren ver”

@Rembertoburgose

Publicado: febrero 5 de 2021

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