Rafael Gómez Martínez: Las primeras reformas en Cuba II

Rafael Gómez Martínez: Las primeras reformas en Cuba II

Chiste clásico cubano: La mujer le comenta al marido que ya arregló el problema de la carne, el marido pregunta: ¿Cómo?, a lo que ella responde: me voy a vivir con el carnicero.

Las tres reformas más relevantes, una vez Fidel Castro accedió al poder fueron: La ley de reforma agraria, ley de reforma urbana y las nacionalizaciones, consistentes en expropiar todas las empresas norteamericanas que se encontraban en la isla.

No olviden, mis queridos lectores, que dentro de la lógica del dirigente de lo que hoy llaman de izquierda, comunista diría yo, se piensa para el pueblo y por el bien de la revolución. Es lo único que importa.

¿Qué es lo primero que se hace? Comenzar con un conflicto, confrontación, entre el poder real Vs. el pueblo Vs. quienes están en contra de la revolución. ¿De dónde se sacarán los argumentos si no es de la confrontación?

El punto de partida económico es que todos los factores de producción: tierra, trabajo, capital, deben estar en manos del Estado. De la revolución. Desde ahí, se debe comenzar el conflicto asfixiando al sector privado con reformas progresivas tributarias en una primera instancia. ¿No, les parece un dejá vu?

En cualquier momento de la revolución, una de las condiciones por las cuales se genera el conflicto es que se basa en la cuestión filosófica de la dicotomía de lo individual Vs. lo social, de lo privado Vs. el Estado, Vs. la revolución.

Una vez impulsado el proceso de destrucción económica se comienza a perder el sentido de pertenencia, la ética del trabajo individual Vs. lo colectivo, a cambio de los subsidios del Estado.

Llega un momento en que se legitima la revolución. Lo que llaman en la estrategia militar, el punto culminante. O se destruye todo lo que había del anterior sistema para el bien de la revolución o te paras. Este supuesto obliga a seguir adelante arrasando con todo y contra todos.

Se adoptan posiciones tales como o estás con la revolución o no estás. O estás con el proceso de paz o no estás. Alguna vez dijo Chávez que la revolución bolivariana del socialismo del siglo XXI es inevitable; quien se oponga a lo inevitable, será arrasado por lo inevitable.

Una vez coaptado el poder en una sola persona, el mandatario asume el poder con una legitimidad incuestionable. Con los poderes en la mano, se radicaliza el discurso. Posteriormente, pide al Congreso existente poderes constitucionales extraordinarios – fast track -.

Con los poderes constitucionales extraordinarios se genera un enfrentamiento verbal, en primera instancia; violento, en segunda, donde se pasará por encima de cualquier individuo que esté en contra de la revolución.

Así, como para  Adolfo Hilter Mein Kampf fue la radicalización de su discurso, para Fidel Castro la  Declaración en la Habana fue su punto culminante. Pasó de un tono conciliador, light, para producir la metamorfosis de Kafka donde el mosco se convierte en un monstruo Hidra, de siete cabezas. Una vez que la Hidra se va engordando, por cada cabeza salen 7 más y así sucesivamente.

En un corto periodo de tiempo Fidel y su régimen de facto nacionalizó todo lo que pudo: refinerías, latifundios, empresas turísticas, casinos, hoteles, sector financiero. Todo lo que había construido el imperio yanqui, fue nacionalizado.

Chávez fue un Castro recargado porque además contó con la mala fortuna de un periodo de precios de petróleo altos, los cuales utilizó para nacionalizar la economía venezolana con el fin de volverla dependiente del Estado, de la revolución.

Creó el conflicto entre ricos y pobres. Lentamente, fue asfixiando a la economía privada con altos impuestos. Las empresas privadas en la medida que el proceso de nacionalización económica se volvió más fuerte no tuvieron más remedio que despedir a los empleados. Esos desempleados no tuvieron más opción que convertirse al poder de la revolución. Son todas esas camisas rojas, rojitas, que ustedes ven en cada alocución del programa los domingos con Maduro.

Chávez, nacionalizó más de 15.000 empresas productivas. Todas bajo el criterio de la revolución.

Cambian los tiempos, cambian los personajes, las estrategias siguen siendo las mismas.

Mientras tanto, en Colombia nuestra clase dirigente empresarial, gremial, política, mediática, eclesiástica y demás, teniendo como espejo a su vecino venezolano hace la del avestruz. Mete la cabeza en el hueco con tal de no ver la nueva realidad en que nos encontramos gracias al proceso de paz de Juan Manuel Santos y su régimen.

Al paso que vamos, me temo que no habrá elecciones en el 2018. Y si las lega a haber, ya sabemos cómo actúa el Foro de Sao Pablo al momento de elegir. Los colombianos estamos advertidos.

Puntilla: 2 atentados terroristas en Londres dejan 9 muertos, 20 heridos; en Manchester otro tanto, pero lo importante es el cambio climático.

@RaGomezMar

Publicado: junio 6 de 2017