Gabriel Rodríguez: Las apariencias engañan

Zeus, máximo dios del Olimpo para llevarse a la cama a la mujer que pretendía, tomaba cualquier apariencia, por ejemplo la del esposo de esta. Y bueno, siempre lograba su cometido.

Como cualquier dios de la mitología griega, Juan Manuel Santos (JMS) toma la apariencia de lo que le da la gana. Toma por ejemplo la apariencia de un hombre bueno, y posa ante el mundo exterior de gran estadista. Y el mundo no sabe que es solo como su palabra lo indica, una apariencia.

JMS ha hecho un gran trabajo para crearse una buena imagen en el panorama mundial, cuando internamente el pueblo que lo eligió lo rechaza y tiene una aceptación de solo el 21% de los colombianos. Mirar para afuera y no para adentro, además de ser un enorme despropósito, influyo notablemente para que el pueblo le votara con un contundente NO el plebiscito acerca el acuerdo diseñado con los guerrilleros de las Farc en La Habana.

Este trabajo de forjar una gran apariencia, también nace del arduo y costoso trabajo del canciller María Ángela Holguín. De crearle en el  exterior una imagen de gran gobernante, cuando no lo es. Aunque el mismo lo habría procurado toda su vida, haciéndose pasar por lo que no es, y demostrando que el hombre que es, no es el hombre que mostraba ser. Parodiando al escritor Juan Gabriel Vásquez cuando en su novela «El ruido de las cosas al caer», dice de su personaje central:»Este hombre no ha sido siempre este hombre. Este hombre era otro hombre antes».

Y así JMS le vende al mundo su imagen de rector y patriarca de la paz mundial, inventándose apaciguar una guerra civil que no existe, porque un pueblo en guerra no celebra diariamente las festividades de cuantas cosas buenas pasan a la nación. Es quizás Colombia el país como más festivales en el mundo.

Y después de un tenaz y también costoso trabajo del diplomático Néstor Osorio Londoño, logra hacerse invitar por la reina Isabel II al Reino Unido, y consigue pasearse junto a ella, por las calles de Londres, con estilo monárquico, en carruajes de oro, tirados por corceles grises traídos de la dinastía de Hannover. Y como aristócrata de la dinastía de Guateque y Pinchote, desfila con mucho boato, dándoselas de gran mandatario universal, cuando debería darle vergüenza que los niños en La Guajira se mueren de hambre y la tasa delincuencial de Colombia es una de las más altas del mundo. Además de lograr conseguir que el país sea el mayor exportador de cocaína. Luego de sumir al Estado en un déficit fiscal sin precedentes. Cosa que humilla, porque parte de él es por el gran despilfarro burocrático y la compra de conciencia de todos los poderes públicos del estado. Y como las Harpías en la mitología griega, JMS se transforma en un ser con apariencia clemente y bondadosa, cuando solo trae consigo  miseria e infortunio. Y como un rey Midas al revés todo lo que toca lo vuelve un desastre.

@rodrigueztorice