¡Hay que decir NO!

¡Hay que decir NO!

Santos rescató a los terroristas de la selva para llevarlos a Cuba y convertirlos en actores políticos.             

 

La decisión ya está tomada y lo que corresponde es rodearla y acompañarla. Todos los opositores a los acuerdos entre el gobierno y las Farc, a partir de ahora deberán hacer campaña por el NO en el plebiscito, sabiendo que ésta será desigual y mucho se parecerá a un campo plagado de minas y explosivos.

El gobierno utilizará todo lo que esté a su alcance para imponer el SÍ y alzarse con la victoria, llegando a extremos insólitos como al que está apelando el actual embajador en Italia, Juan Mesa  quien ha hecho llamadas que rayan en la extorsión y en las que exige a los grandes contratistas del Estado aportes económicos para la campaña del SÍ. (puede leer “El extorsionista”)

No obstante las dificultades, la “desigualdad de armas” en esta campaña, quienes no están de acuerdo con el acuerdo que se va a celebrar con las Farc, van a recorrer al país y llenar todos los espacios que estén a su alcance para explicar porqué hay que decir que NO. (Puede leer “Pelea desigual”)

  1. Porque se busca una paz estable y duradera, en la que los derechos de las víctimas de los grupos armados ilegales sean reivindicados, ¡hay que decir que NO!
  1. Porque los responsables de los peores crímenes contra la humanidad deben pasar un tiempo prudencial en la cárcel, ¡hay que decir que NO!
  1. El tribunal espacial de paz, será una corte estalinista en la que los jueces, nominados por las Farc, se valdrán del poder que los reviste, para utilizar la justicia transicional con el fin de perseguir y constreñir a quienes han combatido a la guerrilla desde la legalidad. Por eso, ¡hay que decir que NO!
  1. Porque las denominadas “zonas verdales” se convertirán en Estados dentro del Estado desde los que se promoverá la revolución y el socialismo, tal y como lo han asegurado los cabecillas de las Farc (puede leer “Estados dentro del Estado”), ¡hay que decir que NO!
  1. Colombia entera, que ha sido víctima de las Farc, tendrá que soportar impotentemente que los principales cabecillas de las Farc se conviertan en actores políticos, todos condenados por la justicia que los encontró responsables por los delitos de secuestro, terrorismo, homicidio, desplazamiento forzado, reclutamiento de menores. Porque no se puede permitir que la democracia quede en manos de uno criminales, ¡hay que decir que NO!

Durante la Seguridad Democrática, el Estado demostró que sí tenía la capacidad de enfrentar y arrinconar a los grupos armados ilegales. Como nunca antes en nuestra historia, las Farc fueron golpeadas, estuvieran donde estuvieran. Así, se pudieron planificar y llevar a cabo operaciones como la que resultó en la baja del jefe terrorista alias “Raúl Reyes”, quien estaba escondido en una guarida en la selva ecuatoriana.

Antes de 2002, las Farc se movían con total impunidad a lo largo  ancho de Colombia. Más de 200 alcaldes habían sido desplazados de sus municipios y la Fuerza Pública no tenía presencia en cerca del 30% del territorio nacional. La decisión política de recuperar la seguridad en el país gozó del respaldo popular. El ejército y la policía les propiciaron los más duros golpes a las estructuras ilegales, obligándolas a replegarse a lo más profundo de la selva.

Y la gran ejecutoria de Santos fue la de sacar a los terroristas de la manigua para llevarlos a Cuba y convertirlos en actores políticos que hoy, con total desvergüenza, pontifican sobre lo Divino y lo humano. Quienes hasta ayer fueron perseguidos por el Estado, hoy están a un paso de convertirse en actores de la democracia.

Quienes atentaron contra la sociedad deben pagar por sus crímenes para que la paz sea estable y duradera. Decirle NO a los acuerdos es decirle sí a la paz con unas condiciones mínimas y aceptables por el pueblo que es soberano.

Si el NO se impone en las urnas, no habrá una guerra cruda como amenaza el presidente Santos. Si gana el NO, lo primero que hay que hacer es sentarse en La Habana para revisar a profundidad los acuerdos y renegociar todo aquello que no fue aceptado por la ciudadanía que quiere la paz, pero no quiere que ésta se erija sobre un entramado de impunidad e irrespeto por los derechos de las víctimas.

Por eso, todos los que anhelan una Colombia en paz, en la que los beneficiarios del acuerdo no sean los victimarios sino quienes han padecido el rigor de la violencia, deben ser los primeros en sumarse a la campaña por el NO en el plebiscito.

@IrreverentesCol