General Mendieta: “Las Farc violaron todos mis derechos como ser humano. Me torturaron física y psíquicamente”

General Mendieta: “Las Farc violaron todos mis derechos como ser humano. Me torturaron física y psíquicamente”

El general Mendieta denuncia que su voz como víctima de las Farc no fue oída durante el proceso de paz.

Durante 11 años y 7 meses el general de la policía Luis Mendieta estuvo secuestrado por parte de las Farc. En la madrugada del 1 de noviembre de 1998, más de 2 mil guerrilleros, apoyados por armas no convencionales, irrumpieron en Mitú para darle inicio a la denominada “operación Marquetalia”.

Era la primera vez que las Farc, organización terrorista que para la época tenía una infinita capacidad de desestabilización, se tomaba a la capital de un departamento.

El comandante de la policía de Mitú era el coronel Luis Herlindo Mendieta Ovalle, un oficial que empezó su carrera policial en 1974 y que llevaba 43 días viviendo en la capital del Vaupés aquel día que marcó su vida para siempre.

“Al final del gobierno del presidente Samper, entre los años 1997 y 1998, las Farc iniciaron una escalada que se tradujo en la toma de diferentes sitios con acciones terroristas. La toma de Las Delicias, la toma de Patascoy. Luego vinieron las tomas de El Billar y Miraflores. Y con esos antecedentes, llegamos al 1 de noviembre de 1998 cuando ocurrió el ataque terrorista de las Farc a Mitú”. Con esas palabras el general Mendieta contextualiza la situación de Colombia durante aquellos años en los que las Farc campeaban por el país con plena libertad.

En entrevista con LOS IRREVERENTES, el hoy retirado oficial de la policía recordó el drama que tuvo que padecer durante los casi 12 años de secuestro, tiempo en el que permaneció encadenado y confinado en un campo de concentración en medio de la selva en el sur del país.

LOS IRREVERENTES. General, ¿cómo fue la toma de Mitú?

GENERAL MENDIETA: Me encontraba como comandante de la policía en la capital del Vaupés. Tenía a mi mando a 76 miembros de la institución con quienes garantizábamos la seguridad de ese municipio. Dos mil hombres de las Farc, apoyados por armamento pesado y armas no convencionales –como cilindros de gas- destruyeron la instalación en la que nos encontrábamos. Asesinaron a 17 policías. Ese día, las Farc sacaron a  14 civiles de sus casas y posteriormente los fusilaron en plena vía pública.

Yo sobreviví a la toma, pero fui tomado en condición de secuestrado y estuve en poder de las Farc durante casi 12 años.

L I. ¿Quién fue el cabecilla de las Farc que lideró la acción terrorista que condujo a su secuestro?

G M. El cabecilla del denominado bloque oriental de las Farc, alias mono jojoy ordenó que 7 frentes, más 3 compañías móviles participaran en ese ataque terrorista. Nosotros supimos que mientras se desarrolló la toma, el mono jojoy estaba en el área periférica de Mitú.

L I. ¿En qué condiciones lo tuvieron a usted los terroristas de las Farc durante los 12 años que duró el secuestro?

G M. Fui sometido a toda clase de violaciones a mis derechos como ser humano. Me torturaron física y psíquicamente. Fui confinado en lo que la guerrilla llama “caletas”, que son habitáculos de madera sin piso y sobre la tierra. También nos encadenaban a los árboles en los que podíamos colgar hamacas. Posteriormente, nos metieron a unas jaulas de concentración, similares a los que utilizaron en la Segunda Guerra Mundial donde los nazis confinaron a los judíos. A los secuestrados nos mantenían en unas condiciones de hacinamiento lamentables, sin que nos suministraran agua. Muchas veces, no teníamos dónde atender nuestras necesidades fisiológicas. Padecimos muchos sufrimientos.

L I. Además del trato degradante al que fue sometido, ¿sus secuestradores lo amenazaban?

G M. Yo estuve en el corredor de la muerte, tal y como lo llaman en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Todos los secuestrados éramos constantemente amenazados. Nos apuntaban con sus fusiles y nos decían que en cualquier momento acabarían con nuestras vidas.

L I. Durante el gobierno del presidente Uribe, gracias a la seguridad democrática, el Estado enfrentó y redujo a las Farc a su mínima expresión. Con la llegada de Santos al gobierno, empezó un proceso de paz con esa banda terrorista que culminó en lo que ya conocemos. ¿Usted, como víctima, qué lectura hace del acuerdo entre Santos y Timochenko?

G M. Fue una decisión política que el presidente de la República tomó, seguramente con el apoyo de sus asesores y aliados políticos. Las Farc constituyeron una empresa criminal con la que se dedicaron a cometer toda clase de delitos, muchos de ellos violatorios del estatuto de Roma y demás tratados internacionales sobre los derechos humanos.

Con este acuerdo de paz están buscando una total impunidad. Pasarán de ser cabecillas terroristas para convertirse en dirigentes. Nada de eso es nuevo. Recuerde que en el proceso de paz del presidente Pastrana, muchos cabecillas de las Farc se fueron de paseo a Europa, con el beneplácito de muchos países que los recibieron y acogieron.

L I. Usted lo ha dicho: dirigentes políticos. ¿Cómo víctima, le parece justo. Ese es el “castigo” que merecen quienes le infringieron tantas torturas y sufrimientos?

G M. Con este acuerdo, los cabecillas de las Farc van a quedar con una cantidad importante de beneficios. Tendrán representatividad política, pero además se les creará prácticamente una nueva institucionalidad en diferentes órdenes: electoral, judicial, investigativa. Tendrán asiento en el Consejo Nacional Electoral y también van a manejar muchos recursos económicos. Obtuvieron muchos beneficios, en perjuicio del principio de igualdad. Las víctimas directas de las Farc no van a tener ninguno de esos beneficios.

L I. Lo noto pesimista frente a la justicia a sus victimarios. Es posible que en este momento esos sujetos queden impunes, pero ¿no cree usted que en algún momento la justicia internacional va a entrar a observar los crímenes que cometieron las Farc y que por su gravedad no prescribirán jamás?

G M. Pienso que la gran mayoría de víctimas de las Farc, sobre todo los ciudadanos de los Estados Unidos que fueron víctimas de esa guerrilla, van a recurrir a las instancias internacionales para que procesen a nuestros victimarios por todas las fechorías que cometieron. No solo en contra de los ciudadanos colombianos, sino también contra ciudadanos extranjeros.

No olvide el caso de los Estados Unidos, país en el que, por el secuestro de los 3 nacionales de ese país, alias Simón Trinidad está pagando una larga condena.

L I. ¿Usted considera que sus derechos han sido resarcidos con el acuerdo que firmaron Santos y Timochenko?

G M. En mi caso particular, he hecho una serie de observaciones. Cuando estaba el proceso de La Habana, hice una cantidad importante de sugerencias que no fueron tenidas en cuenta. He insistido en que se tiene que hacer una clasificación entre las víctimas directas, las indirectas y las colectivas.

Acá se crearon muchas víctimas y tengo entendido que en la Unidad de Víctimas ya hay registradas más de 8 millones de personas. Yo respeto a todas las personas que sufrieron a manos de los distintos grupos armados ilegales, pero en el caso concreto de este proceso de negociación, se deben tener en cuenta a las víctimas directas de las Farc a quienes se les están vulnerando sus derechos.

Si a las Farc se les da representación política, se les está entregando parte de la institucionalidad, ¿por qué a las víctimas directas de las Farc no se les conceden los mismos privilegios? Ha ocurrido lo contrario: a nosotros se nos ha vulnerado nuestro derecho a la verdad y a la justicia.

L I. Cuando usted recuperó la libertad gracias a la operación Camaleón, pocos meses antes de que culminara el gobierno del presidente Uribe, el general Naranjo era el director de la Policía. ¿Cuál es su sensación frente a él que fue uno de los arquitectos del acuerdo con Timochenko?

G M. Cuando fui rescatado por el ejército nacional, el general Naranjo tuvo el gesto de cortesía policial de reconocer que yo era superior suyo por cuanto era más antiguo que él en la policía.

Pero fue una manifestación puramente de cortesía, porque en adelante primero fui sacado del país y posteriormente se me exigió el retiro de la institución.

Respeto que el gobierno haya incluido al general Naranjo en el equipo de negociadores en La Habana y espero que en algún momento nos den a conocer las decisiones que tomaron durante los diálogos, pues no conocemos los detalles de la negociación. Sólo se nos ha mostrado el acuerdo final.

Gracias a la presión que se ejerció a través de las fundaciones Víctimas Visibles y Voces del Secuestro, pude ser seleccionado como una de las víctimas que fueron a La Habana. Me concedieron 15 minutos para exponer mi situación. Esa fue la única vez durante todo el proceso que tuve contacto con el señor general Naranjo. Ninguna de mis sugerencias, le repito, fueron tenidas en cuenta.

@IrreverentesCol

Publicado: enero 27 de 2017