El Montesinos de Santos

El Montesinos de Santos

Desde que era ministro de Defensa, Santos le encomendaba al almirante Echandía los trabajos sucios contra sus enemigos. Hoy, es su Montesinos.

Desde que Juan Manuel Santos llegó al ministerio de Defensa por designación del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, empezó a tejer una estrecha relación de amistad con el almirante Álvaro Echandía Durán, experto en asuntos de inteligencia.

Como es ampliamente conocido, el almirante Echandía, instigado por Juan Manuel Santos, fue la persona que falsificó las pruebas sobre las que se erigió el proceso penal contra el almirante Gabriel Arango Bacci y que mantuvo a ese oficial injustamente privado de la libertad durante más de un año y medio, todo por un asunto personal entre él y Juan Manuel Santos.

En aquel montaje, Echandía utilizó al entonces vicepresidente de la República, Francisco Santos, para mover a través de él la denuncia contra Arango Bacci. Pidió una cita formal en la vicepresidencia y se presentó con el montaje completo y le pidió a Santos que saliera ante el país a defender la contundencia de esa investigación.

El burdo montaje no pudo sostenerse en la Corte Suprema de Justicia, tribunal que evidenció que la investigación era una colección de pruebas falsas todas estas hechas por el peligroso almirante Echandía.

En un país medianamente sensato, el autor de la villanía debería estar privado de la libertad. En Colombia ha sucedido todo lo contrario. Protegido y encubierto por su cómplice, Juan Manuel Santos, Echandía no solo quedó impune sino que ha sido revestido con un inmenso poder: es el director de la Agencia Nacional de Inteligencia, entidad que reemplazó al DAS.

Es un duro golpe para nuestra democracia que una entidad con la responsabilidad de liderar la inteligencia del país esté en manos de un criminal como el almirante Echandía que utiliza el desmedido poder que tiene para hacerle mandados al presidente Santos.

Se le asigna al ex primer ministro británico, Winston Churchill la frase según la cual, la “inteligencia es una labor tan sucia que solo puede ser llevada a cabo por hombres honorables”. En la Colombia actual, donde el presidente le ha conferido un descontrolado poder a un hombre como Álvaro Echandía, cuyo proceder despierta sospechas y genera desconfianza, deben revisarse detenidamente las más recientes actuaciones de ese oficial.

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 En Colombia, los políticos amigos y contradictores de Santos sospechan que Echandía les tiene interceptadas sus comunicaciones

Participando en política

Hace unas semanas, un congresista de la Unidad Nacional que habla con cierta regularidad con LOS IRREVERENTES, se abstuvo de brindar una información que tenía en su poder por el temor que le despierta el almirante Echandía: “prefiero no hablar por teléfono porque estoy seguro de que Echandía me tiene ‘chuzado’”, expresó el legislador.

Y no son nuevas las sospechas que apuntan a confirmar que el exoficial de la Armada Nacional utiliza los recursos que le fueron asignados para combatir al crimen organizado en otros menesteres, como por ejemplo espiar a la oposición democrática colombiana.

Está ampliamente evidenciado que Echandía participó activamente en la infiltración de la campaña presidencial del Centro Democrático con un criminal que hizo parte del enredado escándalo del “hacker” que hoy tiene al auxiliar espiritual de Óscar Iván Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, huyendo de la justicia.

La nueva fiscalía de Néstor Humberto Martínez debe investigar a fondo el caso del almirante Echandía y ponerle coto a sus actividades ilegales, porque en Colombia no puede haber un solo funcionario que viole la ley con total desvergüenza, así éste sea el cómplice favorito del presidente de la República.

@IrreverentesCol