El mensaje “antiyanqui” de Serpa

El mensaje “antiyanqui” de Serpa

El respaldo de Horacio Serpa al gobierno de Santos no es sincero ni gratuito. El caduco jefe liberal, ese mismo que fungió como escudero de Ernesto Samper en el proceso 8000 y que ha sido señalado por distintos capos del narcotráfico de haber instigado, a través de su lugarteniente, el bandido Ignacio Londoño Zabala el asesinato del dirigente conservador, el doctor Álvaro Gómez Hurtado, ahora funge como abogado de oficio del resquebrajado gobierno de Juan Manuel Santos.

Serpa es la figura que encarna lo peor de la política. Corrupción a granel, asesinatos –su nombre aparece mencionado en los expedientes de los crímenes de su conductor y del de la mafiosa Elizabeth Montoya, alias La monita retrechera-, componendas, clientelismo y demás prácticas deleznables que irreparable daño le han hecho a la democracia.

No es un estadista. Es un campeón imbatible de la política menor, esa que se hace a punta de puestos, favorecimientos, enriquecimientos desproporcionados y demás prácticas vergonzosas que están proscritas en los Estados respetables.

Enterado del encuentro social que sostuvieron los expresidentes Pastrana y Uribe con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, Serpa desempolvó su viejo discurso antiamericano que en los tiempos que corren, no es más que un anacronismo que raya en el ridículo y que debe obligar a los directivos del marchito partido liberal a valorar con seriedad lo inconveniente que resulta que su colectividad continúe en manos de alguien como él.

Serpa concluye, sin evidencia alguna, que el presidente Trump, al haber recibido a los expresidentes Uribe y Pastrana, antes de concederle una audiencia a Santos –cita que el gobierno colombiano lleva patinando desde noviembre del año pasado-, “está por la guerra en Colombia. Nadie lo dude”.

Refiriéndose al señor Trump en tono despectivo como “el presidente gringo”, Serpa señala que el uribismo está acusando al gobierno de Colombia “como en tiempos pretéritos, ante el emperador”.

Llama poderosamente la atención la similitud del mensaje de Serpa, que esta vez ejerce como vocero del gobierno de Santos, con el de los funcionarios de la dictadura venezolana. Utilizando adjetivos barriobajeros, tanto el santismo como el chavismo-madurismo hacen uso del discurso “antiyanqui” como herramienta para consolidar unos regímenes peligrosamente desapegados a los valores democráticos.

Para Donald Trump debe ser evidente que el proceso de Santos con las Farc se constituye en un acuerdo que pone en grave riesgo los valores democráticos de Colombia, país que ha sido el principal socio y aliado de los Estados Unidos en América del sur.

Nadie sabe de qué temas hablaron los expresidentes Uribe y Pastrana con el señor Trump, pero seguramente la conversación giró entorno a asuntos que han sido motivo de preocupación de los dos exmandatarios de Colombia que hoy son cabezas visibles de la oposición al gobierno de Santos, ese mismo que Serpa defiende con ardentía.

Es mucho el daño que Horacio Serpa le ha hecho a Colombia. Su legado es nefasto. Sus alianzas con bandidos y narcotraficantes, que hasta ahora han quedado impunes, lo convierten en uno de los políticos más despreciables de nuestro país. Resulta altamente preocupante, entonces, que Santos le conceda la vocería de Colombia para atacar al presidente de los Estados Unidos. Al paso que vamos, no será motivo de sorpresa que los lugartenientes del mandatario colombiano empiecen a demandar medidas extremas frente al gobierno de los Estados Unidos, con lo que se le haría un daño de incalculables consecuencias a la ya menguada estabilidad política, económica y social de Colombia.

@IrreverentesCol

Publicado: abril 17 de 2017