El fin de una carrera política

El fin de una carrera política

Lo que la corte suprema le ha hecho al exrepresentante a la Cámara Álvaro Hernán Prada no tiene perdón de Dios.

Su carrera ha culminado cuando apenas comenzaba. Prada, que llegó al congreso en 2014 de la mano del presidente Uribe tenía, como todos los políticos, ambiciones y proyectos. Todo ha culminado.

Su pecado fue haber transmitido una delicadísima información relacionada con el montaje que alias ‘Don Iván’ estaba erigiendo en contra de Uribe, acudiendo al falso testigo Juan Guillermo Monsalve.

Un sujeto del Huila conocido popularmente como ‘Caliche’ abordó a Prada y le informó que Monsalve, quien venía dando declaraciones falsas contra el expresidente de la República, estaba manifestando su voluntad de retractarse.

Prada se limitó a poner la información en conocimiento de Uribe quien a su vez dejó el asunto en manos de sus abogados. Hasta ahí el asunto.

Pero la corte suprema, tribunal que ejerce como un directorio político al servicio del socialcomunismo prefabricó sendos procesos penales contra el doctor Uribe y el ahora exrepresentante Prada. Los vinculó mediante indagatoria, cuando quienes deberían estar en el radar de la justicia son Cepeda y sus lugartenientes, entre ellos el delincuente Juan Guillermo Monsalve.

Todo indicaba que Prada iba a ser acusado y llamado a juicio ante la corte suprema, por un delito que solo existe en la imaginación del retorcido y corrupto magistrado Cesar Augusto Reyes Medina, sujeto cuyas alforjas fueron irrigadas con platas del gobierno de Santos a través de un contrato espurio, celebrado en el marco del proceso con la banda terrorista de las Farc.

Cuando una persona está siendo sometida a una injusticia y a una persecución política, está en el deber moral de protegerse. No hacerlo, sería un acto indigno de renunciación. En consecuencia, hizo bien el señor Prada al zafarse de las garras inmundas de la corte suprema, así el costo sea tremendamente alto: su carrera.

Habrá tiempo para recuperar lo perdido. Por ahora, que su proceso sea asumido por la fiscalía donde seguramente el exparlamentario goza de plenas garantías para demostrar lo que todos sabemos: que contra él no hay una sola prueba que lo incrimine.

Una vez salga de ese vulgar proceso, tendrá oportunidad de pensar en su futuro y, si las circunstancias lo permiten, tratar de reconstruir su vida pública.

@IrreverentesCol

Publicado: abril de 2021

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