El basilisco

El basilisco

La Justicia Especial de Paz de las Farc es la fiera que liquidará lo poco que queda de la democracia.

Unas semanas después del bogotazo, en la ciudad de Medellín el doctor Laureano Gómez pronunció uno de sus más célebres discursos contra la violencia desatada por el furioso partido liberal de la época.

En aquella intervención, comparó al liberalismo con el basilisco, aquel monstruo de la mitología griega que en palabras de Laureano “reproducía la cabeza de una especie animal, de otra la cara, de una distinta los brazos, y los pies de otra cosa deforme, para formar un ser amedrentador y terrible del cual se decía que mataba con la mirada”.

Sirve el símil que en su momento utilizó el dirigente conservador para exponer la naturaleza del partido liberal y traerlo a los tiempos que corren para usarlo de manera didáctica en la explicación de lo que es la denominada Justicia Especial de Paz cuya implementación será la primera tarea que avocará el congreso en los próximos días, cuando se retomen las sesiones extraordinarias convocadas por el gobierno.

Hay que insistir hasta la saciedad que se trata de un aparato de justicia que se ha diseñado para que las Farc limpien sus culpas sin que los miembros de la banda terrorista incursos en delitos de lesa humanidad paguen un segundo de cárcel. Ese mismo entramado, que para unos garantiza la impunidad, para otros se convertirá en un verdadero tribunal que poco o nada tiene que envidiarle a aquellos que en la edad media establecieron los inquisidores por orden del papa Lucio III (Sobre la similitud de la Justicia Especial de Paz con los tribunales de la inquisición, puede leer “Tribunal fariano de la inquisición”).

Inocentes que no cometieron ningún delito serán llevados ante los jueces elegidos por las Farc a responder por hechos que nunca ocurrieron o para ser juzgados nuevamente, violando el principio universal del non bis in ídem que indica que una persona no puede ser procesada dos veces por los mismos hechos.

Lo que las Farc no pudieron obtener con su ofensiva terrorista, lo ganarán con creces en el tribunal que en los próximos días las mayorías santistas del congreso implementarán sin reflexionar ni pensar un segundo en el daño que éste le causará a la democracia colombiana.

Dañina y peligrosa la coexistencia que durante 20 años tendrá el tribunal “prevalente e inescindible” de las Farc con la justicia ordinaria colombiana. Y ya sabemos que esas dos décadas de funciones no serán para esclarecer y castigar los brutales crímenes cometidos por Timochenko y sus secuaces sino para perseguir despiadadamente a quienes desde la democracia enfrentaron al terrorismo. Como informaron LOS IRREVERENTES al finalizar el año 2016, la primera víctima de ese tribunal será el valiente general Mario Montoya, excomandante del ejército quien durante más de 30 años en la Fuerza Pública le propinó demoledores golpes a la criminalidad.

Su obra maestra fue, sin duda alguna, la operación Jaque con la que se le devolvió la libertad a Ingrid Betancourt, los 3 ciudadanos americanos en poder de la guerrilla y una docena de miembros de las Fuerzas Militares y la Policía. En vez de llenarlo de condecoraciones y cubrirlo de honor, Colombia se apresta a meter a la cárcel a uno de sus héroes para satisfacer la sed de venganza de los terroristas a los que Santos les hizo entrega del Estado de derecho.

Como si fuera un basilisco, la Justicia Especial de Paz será la bestia que liquidará lo poco que queda de nuestra democracia, minará tal vez para siempre la confianza ciudadana en la administración de justicia y será el vehículo con el que se movilizará la más atroz de las persecuciones que se hayan registrado en los últimos años en el hemisferio occidental.

@IrreverentesCol

Publicado: enero 5 de 2017