El abuso de Avianca para el Festival Vallenato

El abuso de Avianca para el Festival Vallenato

¿Hasta cuándo llegará el abuso de Avianca en el precio de los tiquetes para ir a Valledupar en época de Festival? Todos los años se vive la misma situación y absolutamente nada pasa. Miles de personas dejan de asistir al evento por las dificultades de transporte y la más perjudicada es la ciudad.

Todos sabemos que el Festival Vallenato es Valledupar. No solamente es un evento magnífico que rescata y protege la tradición musical de la región, sino que es una de las principales fuentes de empleo de la ciudad. El flujo de turistas dispara la ocupación hotelera, los restaurantes y el comercio viven la mejor semana del año e, inclusive, los locales terminan arrendando sus viviendas para obtener una renta extra. Es el mejor negocio para una zona que depende principalmente de la explotación agropecuaria y no encuentra grandes ofertas laborales en actividades industriales.

Por eso, no puede ser posible que por la falta de competencia y el monopolio absoluto de una aerolínea termine siendo más barato viajar a Estados Unidos que a Valledupar en época de Festival. Por ejemplo, el desplazamiento desde Bogotá hasta la capital del Cesar, que normalmente está por debajo de los $200.000, termina superando el $1.500.000 por estos días. Más costoso que ir a Miami o New York. Algo completamente ridículo.

El problema con esta situación, además del lógico golpe al bolsillo de los vallenatos, es que miles de personas de todas partes del País dejan de asistir al Festival por estas dificultades en materia de transporte, afectando de paso la economía de la ciudad.

Y claro, aunque sigue existiendo la posibilidad de desplazarse por tierra para llegar al evento, en la práctica son contadas las personas que se programan desde el interior para estar metidas durante más de 15 horas dentro de un carro o un bus para tener que devolverse a los cuatro o cinco días.

Inclusive, el plan B al que muchos acuden, consistente en llegar en avión a Santa Marta y de ahí irse en bus hasta Valledupar, sigue implicando un trayecto de más de cinco horas en carro adicionales al tiempo de vuelo inicial. Un desgaste que no todos están dispuestos a hacer.

Claramente, estas barreras imposibilitan que el Festival, uno de los espectáculos más maravillosos que puede haber, tenga una proyección nacional. En la práctica los asistentes al evento terminan siendo costeños acompañados de una pequeña élite del centro del País que tiene los medios para sufragar esta locura de precios, dejando de lado a una infinidad de familias y trabajadores de clase media que, aunque anhelan ir, no pueden someterse a una ruleta rusa financiera.

Debido a lo anterior, es hora que el Gobierno Nacional le meta mano a esta situación. No para regular el precio de las tarifas y afectar el sistema de libre mercado, sino para promover y facilitar la llegada masiva de nuevos competidores a la zona. Si se abren nuevas rutas aéreas con buenas frecuencias operadas por tres, cuatro o cinco aerolíneas obligatoriamente el precio de los tiquetes tiene que bajar, abriendo un potencial mercado de turistas que no se ha podido explotar a plenitud hasta el momento y que significaría un flujo de inversión sumamente necesario para la capital mundial del Vallenato.

@Tatacabello

Publicado: octubre 15 de 2021

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