El aborto y las Farc: La guerra silenciosa

El aborto y las Farc: La guerra silenciosa

Especial para LOS IRREVERENTES de: David Meza Pretelt

En la sociedad actual hay un gran debate entorno a la problemática del aborto. Se ha visto desde ciertos sectores liberales radicales una intensa lucha por incluir equivocadamente esta práctica entre los derechos de la mujer, pero se ha desconocido el valor del niño que aún no nace, tratando de establecer una diferencia entre el feto y el recién nacido que es prácticamente inexistente.

Esta guerra contra la humanidad a través del aborto se ha aplicado de forma despiadada y como un modus operandi al interior de grupos terroristas alrededor del mundo; entre los que se encuentran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), estructura que además de cometer incontables asesinatos y crímenes de lesa humanidad contra la ciudadanía colombiana, ha atentado contra la vida de miles de criaturas al interior de sus filas por el simple hecho de encontrarse en la indefensión del vientre de la madre.

Se debe dar un paso adelante como humanidad y la verdadera paz no puede darse simplemente perdonando a unos criminales y empoderándolos como se pretende en con el proceso entre Santos y las FARC. Para alcanzar la verdadera paz como nación es importante empezar por defender a los más vulnerables: los niños.

El fácil acceso a la posibilidad de abortar fortalece la negligencia estatal, ya que si no se aplica este tipo de asesinato consensuado, el Gobierno se ve en la responsabilidad de asistir más madres y niños. Una de las políticas más comunes en estados socialistas y comunistas irresponsables y claramente parte de la filosofía del manejo reproductivo al interior de las filas de las FARC.

Las Farc y la industrialización del asesinato infantil

Así como las tropas alemanas en la etapa Nazi industrializaron métodos de asesinato a las victimas de su tiempo, lo hicieron también al interior de sus filas las FARC; contra los niños que se encontraban aún en el vientre de la madre.

En septiembre de 2016, durante la Décima Conferencia Guerrillera anunciada con bombos y platillos, la narcoterrorista Olga Marín perteneciente al grupo guerrillero de las FARC, se reiteró en la posición de dicha organización en cuanto a la defensa del aborto y promoción de este tipo de asesinato selectivo contra el indefenso, afirmando que, “el aborto es una decisión personal del derecho que tenemos las mujeres a decidir sobre nuestro cuerpo y nosotros eso lo defendemos. Y luchamos y estamos de acuerdo con el aborto…”.

Demostrando una vez más, que las prácticas criminales ejercidas al interior de dicha organización no van a cambiar en absoluto con el proceso de dejación de armas, sino que además, no están dispuestos a someterse al ordenamiento legal colombiano que tiene ciertas restricciones respecto a la práctica del aborto.

Según investigaciones de la Policía Nacional, la degradación y el maltrato a la mujer al interior de las filas de las FARC son extremos. Se plantea que durante la militancia de una guerrillera, entre cinco y siete hombres pueden tener relaciones sexuales con ella y en caso que esta quede embarazada se le obliga a interrumpirlo. Las mujeres que se atreven a negarse al aborto son sometidas a un consejo de guerra y en la mayoría de los casos fusiladas; así que es común que quienes quieren dar a luz a sus niños se vean obligadas a huir o morir.

Alias “Karina”, la reconocida ex comandante guerrillera desmovilizada durante el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe, afirmó en versión libre de Justicia y Paz, que ella misma había llevado a cabo tres abortos sin tener conocimiento médico alguno. Aclaró que en la mayoría de los casos, el aborto se aplicaba por parte de los inexpertos enfermeros guerrilleros y si la situación se complicaba llevaban un médico “por las buenas o por las malas”. Además, recalcó que las mujeres víctima del aborto forzado quedaban con serias secuelas psicológicas.

Abundan las historias macabras como la de una guerrillera desmovilizada de la Región del Meta, quien narró a RCN: «Yo quedé en embarazo pero me salió la barriga cuando tenía 8 meses. Yo le dije al comandante Byron Yepes que me dejara tener el hijo».

Tras esto, la guerrillera fue trasladada a un campamento en Lomalinda de siniestra fama por los abortos criminales que allí se llevaban a cabo. En este lugar le suministraron sustancias químicas que le indujeron el aborto contra su voluntad, hecho corroborado por ella misma:

“Me aplicó droga por dos días, pero como no se moría (el bebé) me rompió la fuente para que se ahogara. Nació al otro día pero el bebé sobrevivió por unas horas. Nadie en ese campamento hizo nada para salvarlo” El bebé recién nacido fue dejado a su suerte mientras se desangraba por el ombligo.

Hector Albeidis Arboleda ha sido conocido por varios sobrenombres: “El Médico”, “El Carnicero de las FARC” o “El Menguele colombiano”, son algunos de estos que se quedan cortos frente a la monstruosidad de su comportamiento, quien de no haber sido denunciado por cientos de guerrilleras desmovilizadas antes del proceso, tal vez hoy se encontraría cobijado por los acuerdos de impunidad de La Habana y se estaría disponiendo a ocupar algún cargo de elección popular desde la comodidad de la protección estatal.

El Carnicero de las Farc es responsable de alrededor de 500 abortos forzados, muchos de estos en una avanzada etapa de desarrollo del bebé.

La Fiscalía General de la Nación ha recopilado más de 150 denuncias de guerrilleras que prueban cómo el aborto forzado hacía parte de las prácticas institucionalizadas por el grupo narcoterrorista al interior de sus filas, que se suman a los correos que han aparecido en los computadores incautados a las FARC relacionados con el tema.

El aborto obligatorio, como una práctica criminal, es otro de esos temas que quedaron por fuera de los acuerdos y se teme que este macabro flagelo quede en total impunidad.

@DMezaPretelt

Publicado: enero 9 de 2017