Del triunfo de Johnson, a la locura peronista

Del triunfo de Johnson, a la locura peronista

La semana pasada nos trajo dos noticias relevantes para comentar.

La primera de ellas, el apabullante triunfo de Boris Johnson en contra de todos los pronósticos, de los medios de comunicación, de los laboristas en cabeza de Jeremy Curbin, un clásico socialista laborista inglés quien le hizo la vida imposible a Johnson, al igual que Nancy Pelossi se la hace a Donald Trump.

Según la B.B.C, Johnson llevó a los conservadores ingleses a su mayor triunfo electoral desde 1987 con 368 escaños, 50 más de los tenía. Fue el triunfo más holgado desde la primera victoria de Margaret Thatcher, la dama de hierro, quien junto con Ronald Reagan y el papa  San Juan Pablo II acabaron con el comunismo en la Europa de la post segunda guerra mundial.

Es que cuando se fijan posiciones claras y concretas se producen fenómenos electorales como los que estamos viendo en Inglaterra con Johnson, Trump en Estados Unidos, Putin en Rusia, Bolsonaro en Brasil o la nueva presidente de Bolivia Jeanine Añez, quien en tan solo una semana de posesión como presidente interina expulsó a los venezolanos, médicos cubanos, restableció relaciones con Israel, Estados Unidos para la lucha contra el narcotráfico.

De paso, yo no entiendo el por qué se mantienen relaciones diplomáticas con la Venezuela de Maduro y la Cuba de Fidel Castro que tanto daño le hizo y le hace a Colombia.

Mientras que Johnson salía a votar con su perrita, para el Partido Laboralista fueron los peores desde 1935, alcanzando tan solo 191 escaños. Curbin, quiso enredar a los británicos con la clásica jeringonza que invade a la izquierda carnívora mundial del siglo XXI bajo el lema de un cambio real, sin embargo fue un resultado desastroso.

A su vez, el Partido Nacional Escocés se quedaría con cerca de 55 escaños, mientras que el Partido Liberal Demócrata consiguió apenas 13 escaños, su peor resultado en 31 años.

Mientras tanto, en la Argentina de Cristina Kirchner el pueblo peronista eligió al periodista Alberto Fernández quien de la mano de los Kirchner se apoderó del poder utilizando las viejas tácticas peronistas las cuales han conducido al país argentino a los peores lugares de su historia.

Si llores por mí Argentina, podría ser la nueva parodia que gobernará al país austral por cuatro años más.

No se entiende el cómo los argentinos caen de nuevo en un peronismo que lo único a lo que los ha conducido ha sido la pobreza mental y económica de esta gran nación que lo tiene todo para ser la primera potencia mundial del continente suramericano.

Al igual que todo el continente suramericano, Argentina padece la enfermedad crónica de la decadencia sin haber alcanzado algún umbral de prosperidad que la lleve a la cima del poder mundial.

Lo que se conoce como el peronismo con su mensaje a los desposeídos se enquistó en la sociedad argentina de tal forma que no logran salir de ese régimen que los ha llevado a la ruina.

Sumado a Cristina K, llena de Botox en sus labios, quien haciéndose pasar por Evita Perón  hace un llamado a la insurrección en contra de todo lo divino y lo humano.

De tal forma que la primera medida del gobierno de Fernández, ha sido la de un impuesto a las exportaciones de soya y demás productos agrícolas que le dan la vida y el oxígeno a la económica argentina.

No tardarán las protestas de todos, menos los de la Cámpora peronista, quien como los vampiros, al igual que los sindicatos colombianos, desangra al estado con el fin de obtener sus reivindicaciones políticas.

El panorama argentino no es alentador. Es probable que entre en default en el 2020. La depreciación del peso continuará su alza por cuenta de la salida de capitales. El desempleo junto con la inflación llevará al país austral a una crisis económica y social más profunda.

Y, para rematar, con la llegada de Evo Morales, el cocalero, a Buenos Aires, la rebelión en Bolivia tendrá otro cauce.

Porque esta izquierda carnívora del siglo XXI que tenemos enquistada en el poder suramericano es así. Una vez en el poder, no lo sueltan ni a bate. Como nos sucede en Bogotá donde llevamos más de tres décadas y la ciudad cada vez peor.

Falta ver cómo nos irá ahora con la nueva alcaldesa Claudia Nayibe López.

La lección de Johnson, por lo tanto, es que cuando se fijan posiciones concretas frente a los fenómenos que tanto atañen a la sociedad, esta le responde como es el caso de Trump, Bolsonaro o Putin.

Puntilla: bien lo dijo don Mariano Ospina: «nos encontramos antes la civilización Vs. la barbarie.»

@RaGomezMar

Publicado: diciembre 17 de 2019

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