Ana María Abello: Cómo acabar con la compra de votos

Ana María Abello: Cómo acabar con la compra de votos

Nuestro sistema electoral está diseñado para facilitar compra de votos. Permite que cada cuatro años el modus operandi se repita.

Álvaro Uribe Vélez siempre ha dicho que Barranquilla es su novia esquiva. Esa ciudad se ha convertido a través de los años en el fortín político de los especialistas en la compra de votos, y una ciudad que vende su voto no es una novia, es una prepago.

Cada cuatro años los políticos hacen un espectáculo de proselitismo no para cautivar al electorado sino para justificar las altísimas votaciones que acá reciben. Este fenómeno no es exclusivo de Barranquilla, sino que se extiende al resto de la Costa, recuerden que la segunda vuelta presidencial se ganó en la región por cuenta de las empresas criminales de senadores como el Ñoño Elías y Musa Besaile. La sorpresiva pérdida del plebiscito fue atribuida a que el huracán hizo que la logística para sacar a la gente a votar fallara, es por eso que ese mismo día solicitaron ampliar la hora de votación y después lo usaron de argumento fallido para repetir el plebiscito. Todo esto lo digo con sentimiento de vergüenza y dolor porque soy costeña y más específicamente soy barranquillera.

El actual Congreso de la República está plagado de personajes cuyo único mérito es ser excelentes empresarios de la compra y venta de votos, sí, venta de votos porque ponen sus empresas a disposición de otros políticos a cambio de un precio para que se puedan servir del botín electoral. Este Congreso que goza de una especial impopularidad por aprobar la Reforma Tributaria y por suprimir la voluntad del Constituyente Primario en el Plebiscito a cambio de sobornos del Gobierno será reelegido en su mayoría. ¿Por qué lo sé? Porque ya vi las filas a las afueras de las Registradurías de centenares de personas zonificándose a cambio de un “adelanto” por su voto.

Nuestro sistema electoral está perfectamente diseñado para facilitar la compra de votos. Este permite que cada cuatro años el modus operandi se repita. Primero zonifican a las personas, después, el día de las elecciones, contratan decenas buses y taxis para transportarlas como ganado y al final les exigen sus certificados de votación para hacer un cotejo con las mesas y verificar que se hizo la votación. Pagan los 50, 80 o 100 mil pesos y adiós – nos volvemos a ver en 4 años –.

La corrupción electoral es la madre del resto de corrupciones. La cantidad de dinero que necesita un candidato para hacerse elegir es el primer indicio de la cantidad de dinero que tendrá que robarse para reponer la inversión. Las campañas están costando miles de millones, luego son miles de millones los que se están sacando por derecha porque ninguno de esos políticos está donando esa plata.

Es absolutamente necesario tomar unas medidas de choque para romper con esa estructura criminal. Pedirle al Congreso que tenga la iniciativa de tomar esas medidas sería como pedirle a una culebra que se muerda la cola. Nosotros como ciudadanos tenemos que exigir estos cambios sino estaremos condenados a malvivir en el círculo vicioso de la corrupción.  Estas son las medidas de choque:

Voto obligatorio: Los compradores de votos cuentan con que haya una alta abstención. Si salen menos personas a votar son menos los votos que tienen que comprar. Si todos los colombianos estuviésemos obligados a votar no habría plata suficiente para comprar ni una sola curul. 

Transporte público gratuito en todas las rutas urbanas y rurales el día de las elecciones: Como la mayoría de colombianos no cuentan con transporte propio para desplazarse a su puesto de votación y los días de elección no hay transporte público, los compradores los movilizan en los buses y taxis que contratan ese día. Esa es la mejor forma de controlarlos.  Cuando ustedes ven los buses repletos de personas a las afueras de un puesto electoral no es porque el político que lo contrató sea un alma de Dios que quiere que todos participen de la fiesta democrática, sino que están arreando su ganado para que voten por él.

Financiación estatal de las campañas y prohibición absoluta de dineros particulares: Si las campañas son financiadas por completo por el Estado, el costo de las campañas se reduce a cero y en la misma proporción se reduce la “necesidad” de robar para reponer.

Suprimir la zonificación: Los compradores de votos necesitan controlar a la gente a la que le van a comprar el voto. Ese control comienza con la zonificación, mecanismo que fue concebido para que el elector sufragara cerca de su domicilio pero que terminó convirtiéndose en el instrumento de pre compra de votos. El día de la zonificación “pisan” el negocio dando un adelanto de la compra del voto.

Que el día de la votación sea un día hábil en una jornada de 7 a.m. a 8 p.m.: Todo lo que rompa con el acaparamiento de los políticos es clave. Si el día de las elecciones todos salimos a trabajar o a estudiar y se nos da media jornada libre para ir a votar usando el transporte público gratis, desaparecerían las cadenas de control de los compradores de votos. Si extendemos la hora de votación hasta las 7 p.m. le damos el tiempo suficiente a las personas para salir a votar.

El Consejo Nacional Electoral y la Registraduría deben ser organismos técnicos: En estos momentos tanto los magistrados del CNE como el Registrador Nacional son expresiones de representación partidista. Son elegidos por políticos para poner estas organizaciones al servicio de esos mismos políticos. Las personas encargadas de nuestras elecciones deberían tener un perfil técnico y ser de carrera.

Suprimir la lista abierta: actualmente la única expresión de verdadera democracia está representada en la bancada del Senado del Centro Democrático que fue elegida en lista cerrada con el presidente Uribe encabezándola. Las listas abiertas están diseñadas para entrar a competir en igualdad de condiciones con los compradores de votos. Si tenemos en cuenta la fortuna que destinarán las Farc para la compra de votos la competencia será feroz.

En conclusión, estos son algunos de los puntos que llevarían a nuestra democracia de ser una democracia formal a una real. Mientras estos cambios se dan les sugiero que animen a sus conocidos a salir a votar, mientras menos abstención haya menos posibilidades habrán de torcer la voluntad. Utilicen las redes sociales para denunciar todas las irregularidades que con seguridad verán el día de las elecciones de marzo. Apersónense de su país, si alguien les mete la mano en el bolsillo arman un gran escándalo y acá nos están metiendo las manos en los bolsillos a diario. Es el dinero de nuestra salud, educación y seguridad la que se están llevando impunemente para hacerse elegir y reelegir.

@ANIABELLO_R

Publicado: noviembre 17 de 2017