Cartas destapadas

Cartas destapadas

Ante la sala plena de la Corte Suprema de Justicia, se presentaron los 3 candidatos a la Fiscalía General de la Nación en un ejercicio que realmente no le aporta mucho al proceso de selección. En 20 minutos nadie alcanza a formular una política criminal, ni mucho menos a profundizar en las propuestas para solucionar la grave crisis de legitimidad en la que se encuentra la fiscalía, por cuenta de su politización y su exagerada burocratización.

Al ver a los 3 candidatos uno detrás de otro, se notan claramente las diferencias entre ellos. El exministro Yesid Reyes, un académico serio, aplomado, con ideas y reflexiones de fondo, tal vez tan de fondo que algunos de sus electores –los magistrados- no debieron entender plenamente cuáles fueron sus planteamientos.

Por su parte, Mónica Cifuentes, con un perfil más de burócrata de toda la vida en la rama judicial, trató de seducir a sus electores hablándoles en su mismo idioma. Al fin y al cabo, el grueso, si no la totalidad de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia son personas que llevan toda su vida detrás de la baranda judicial; muchos de ellos arrancaron como jueces promiscuos, hasta coronar un puesto en más alto tribunal de nuestra juridicidad.

Néstor Humberto Martínez, pragmático, realista, conocedor de las dificultades reales de la justicia, fue, de lejos, el que mejores propuestas alcanzó a esbozar durante los 20 minutos de intervención. Habló de la necesidad de sistematizar –en un periodo no superior a dos años- toda la fiscalía. En caso de que aquello se hiciera realidad, se estaría dando un gran paso en la investigación de nuestro país, en el que a pesar de tener unos índices de criminalidad tan elevados las fiscalías ni siquiera se encuentran interconectadas y los funcionarios aun hacen trámites personalmente que podrían realizarse en línea.

Durante 20 minutos y con transmisión en directo, cada ternado expuso sus propuestas e ideas

Entre las propuestas de los aspirantes llamó la atención una de la doctora Cifuentes, quien aseguró que una vez sea designada como Fiscal General, acabará con las notificaciones a través de los medios de comunicación, práctica mezquina que Montealegre y Perdomo utilizaron abusivamente durante los últimos 4 años.

Por su parte, Reyes habló de un tema fundamental: la unificación de criterios al interior de la Fiscalía respecto de la articulación con la línea jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia.

Néstor Humberto Martínez planteó un asunto clave en la lucha contra el crimen organizado: el establecimiento de un bloque de búsqueda contra los patrimonios ilícitos . En palabras suyas, “llegó la hora de decretarle la guerra al patrimonio ilícito”. Cortándole el flujo de dinero a las estructuras criminales y castigando efectivamente a los delincuentes, por donde más les duele: confiscándoles sus recursos económicos, el Estado, por primera vez en muchos años le tomará ventaja a los malhechores.

Tanto Reyes como Martínez se refirieron a la situación económica de la Fiscalía General de la Nación. Luego de 4 años de la administración Montealegre el presupuesto de la Fiscalía creció en un 60% Si el exfiscal hubiera utilizado ese dinero en temas prioritarios y no en suscribir multimillonarios contratos a favor de la cuestionada Springer o en el pago de cuantiosos honorarios al amante español del vicefiscal Perdomo, o  en la compra de un avión, por no profundizar en excentricidades como la fracasada universidad de la fiscalía, otra sería la percepción de legitimidad de aquel órgano investigador. Para Reyes y Martínez, no es necesario más presupuesto, sino reorganizarlo y utilizarlo en temas verdaderamente necesarios.

Lo cierto es que, al margen de las marcadas diferencias en el perfil de los 3 aspirantes, la Corte Suprema tiene sobradamente de dónde escoger al próximo Fiscal General de la Nación y acabar, cuanto antes la terrible interinidad que tanto daño le está haciendo a nuestra herida justicia.

@IrreverentesCol