Bogotá, tierra de nadie

Bogotá, tierra de nadie

La alcaldesa Claudia Nayibe López llegó a su punto máximo de incompetencia. Ella creyó que gobernar se limitaba a insultar, ultrajar, lanzar alaridos y, cuando fuere menester, ponerse a llorar ante las cámaras de televisión con el sucio propósito de manipular -o intentar hacerlo- a la opinión pública.

La capital colombiana es un barco a la deriva, sin capitán al mando. La inexperiencia e incapacidad de la alcaldesa fueron suficientes para que el hampa se tomara a la ciudad. Hoy por hoy, los bogotanos están en manos de los criminales que hacen de las suyas ante la mirada impotente de las autoridades, empezando por la alcaldesa.

No hay barrio ni calle donde no se haya registrado un atraco o robo a mano armada. A plena luz del día, los malhechores asaltan a personas indefensas sin que la policía pueda hacer lo que le corresponde para evitarlo. En ese aspecto, los comandantes de la institución policial, empezando por el director de la misma, el general Vargas, tienen muchísima responsabilidad.

Pero la mayor parte de la misma recae sobre la alcaldesa mayor y, por supuesto, sobre su errático secretario de seguridad, el burócrata enfermizo y santista Aníbal Fernández de Soto.

Las cifras son aterradoras. La tasa de homicidios está disparada; aumentó en 15.7% entre enero y agosto de este año, en comparación con el mismo periodo de 2020. Localidades como Chapinero sufren el rigor de la delincuencia: los hurtos han aumentado en un 158%.

En las avenidas más transitadas, como si la capital fuera una zona de distención, los atracadores paran los vehículos y asaltan a sus pasajeros sin que nadie pueda hacer algo para evitarlo.

El mes pasado, se presentaron más de 8300 denuncias por hurto y la alcaldesa se limita a decir que la culpa por la caótica situación la tienen los inmigrantes venezolanos, señalamiento que, además, ha desatado una inaceptable ola de xenofobia contra esas gentes.

Es cierto que hay casos de ciudadanos venezolanos involucrados en actos criminales. Eso es insoslayable, pero aquella realidad no puede ser utilizada para estimular el odio contra toda una comunidad como irresponsablemente hace la señora López.

Aunque los grandes medios de comunicación han sido sus aliados -su alcaldía ha invertido millonarias sumas de dinero en pauta y propaganda-, la ciudadanía empieza a pasarle factura por su fracasada gestión. Su popularidad va en caída libre y es muy posible que para el segundo aniversario de su gestión -en enero del próximo año- la aprobación de su gestión esté por debajo del 20%.

Claudia López es una campeona de la demagogia. Su estilo altanero, muchas veces vulgar, llama la atención de los adictos al sensacionalismo. Pero ser alcalde obliga, sobre todo y ante todo, a administrar con discreción y mucho profesionalismo, condiciones de las que evidentemente ella carece.

La situación de los bogotanos es aterradora. Miles de personas prefieren no salir de sus casas. Temen por su seguridad y su vida. La ciudad es tierra de nadie. No hay mando, no hay autoridad y no hay control de ninguna naturaleza.

@IrreverentesCol

Publicado: septiembre 16 de 2021

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