Francisco José Tamayo Collins: Amo la paz

Amo la paz que nace del corazón, de manera libre y espontánea. Una paz limpia, cuyo fundamento es la vida y el reconocimiento de la dignidad de las personas.

Amo la paz que impulsa la Justicia, la iniciativa de los individuos y el trabajo como ruta para alcanzar el progreso. Una paz que estimula la creación de empresas, promueve los valores, la investigación y favorece la creatividad en beneficio del desarrollo social.

Amo la paz que respeta a los niños y no los confunde con ideologías perversas que atacan los principios esenciales de la humanidad. Una paz en donde el Estado no interviene en el sagrado derecho que tienen los padres de familia de educar a sus hijos, sino que garantiza una formación cívica que se basa en el precioso e insustituible valor de cada ser humano, sin importar su sexo, raza, credo o condición socioeconómica.

Amo la paz humilde, que no grita ni persigue. Una paz en donde prevalece el diálogo, la disposición amable de escuchar los argumentos de quienes no piensan como yo.

Amo la paz honesta, sin dobleces ni ambages. Una paz que se manifiesta en los hechos y en la palabra empeñada, la cual no necesita de cámaras ni de farándula vacía, porque no busca ser parte de un show fatuo, sino testimonio de sana convivencia.

Amo la paz que trasciende, porque no se burla de Dios ni de quienes creen en un Ser Superior, y encuentra en la dimensión espiritual su más hermoso destino. Una paz que se comparte en catedrales, capillas, oratorios, sinagogas, mezquitas y templos: patrimonio de todos, no botín político de unos pocos.

Amo la paz fraterna, que vincula a los diferentes sectores sociales en la construcción de su futuro. Una paz que se opone a la lucha de clases, la violencia revolucionaria y la mentira del totalitarismo comunista.

Amo la paz que es fruto del perdón, ese que brota desde el fondo del alma. Una paz adornada por el arrepentimiento y la nobleza de quienes saben que son responsables de crímenes que no se pueden tapar tarareando boleros (“quizás, quizás quizás…”).

Amo la paz que no necesita ser explicada. Una paz sencilla, que se acepta a la luz de la razón, sin soberbia, chantajes ni condicionamientos.

Amo la paz que protege la propiedad privada, adquirida con los esfuerzos de generaciones enteras. Una paz que no expropia ni se mete con el bolsillo de la gente, y huye de cualquier tipo de abuso de autoridad.

Queridos compatriotas indecisos: el próximo domingo 2 de octubre levántense, háganse sentir y salgan a votar en favor de sus hijos y en contra de las falacias de las FARC y el Régimen que quiere implantar el socialismo del siglo XXI en nuestra Colombia.

Que su amor por la tierra que nos vio nacer se imponga en las urnas, por encima de las 297 páginas de un acuerdo ininteligible, lleno de sapos y trampas.

Con todo respeto: Quienes no estamos de acuerdo con lo pactado en La Habana, amamos la paz y acogemos el clamor de ese país que no existe para muchos gobernantes, ni es tenido en cuenta por los medios de comunicación. Acogemos su grito mudo con afecto y esperanza, porque somos parte de una nación que se ha hecho a pulso y ha sabido superar todos los obstáculos: ¡La Colombia que nunca se rinde!

Hagamos historia. Amo la Paz. Por eso #YoVotoNo

 

@tamayocollins