¿Activista político o defensor de Derechos Humanos?

¿Activista político o defensor de Derechos Humanos?

José Miguel Vivanco sella alianza con Santos y se aprovecha de su posición para perseguir a los soldados de Colombia.

De forma sospechosa el jefe para América latina de la ONG Human Rights Watch, José Miguel Vivanco pasó de rechazar con vehemencia el acuerdo con las Farc, a aplaudirlo hasta el delirio.

En una primera declaración, aseguró que el capítulo de justicia, como estaba diseñado, permitiría que “los responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad eviten pasar siquiera un día en prisión”.

La lectura que en ese momento hacía Vivanco del pacto entre Santos y Timochenko era la misma que hicieron 6.5 millones de colombianos que votaron NO en el plebiscito del 2 de octubre. Había un consenso respecto del rechazo a la impunidad con que quedarían cobijados los cabecillas de las Farc incursos en delitos contra la humanidad.

Desde hace más de 15 años, José Miguel Vivanco ha sido uno de los más enconados y feroces opositores ideológicos del Álvaro Uribe Vélez. Desde su trinchera “humanitaria” en las oficinas de Human Rights Watch, se ha dedicado a manipular la realidad para vender una idea falsa de la doctrina de la Seguridad Democrática.

La malquerencia de Vivanco hacia Uribe se hizo evidente en septiembre de 2002, un mes después de que éste asumiera la presidencia de la República y adelantara su primer viaje oficial a Washington para presentar ante el entonces gobierno de George Bush su política de seguridad.

En efecto, mientras los congresistas republicanos y el presidente Bush recibieron con beneplácito el programa de gobierno de Uribe centrado en la recuperación de la seguridad sin alterar los valores democráticos de Colombia, Vivanco organizó en Washington un movimiento opositor integrado por distintas ONG que se dedicaron a difundir mentiras sobre los alcances y propósitos de la Seguridad Democrática. En ese momento, el activista-militante declaró que “Uribe está experimentando con un proyecto muy peligroso que se le puede explotar en las manos”.

La historia, afortunadamente, no le dio la razón a Vivanco. La Seguridad Democrática le devolvió la calma a Colombia. Permitió que más de 50 mil integrantes de grupos armados organizados al margen de la ley entregaran sus fusiles y se reincorporaran a la vida civil. La seguridad fue fundamental para la estimulación de la inversión y la consecuente generación de empleo en zonas donde el rigor de la violencia, además de martirizar a los ciudadanos, los tenia condenados a vivir en la miseria.

Uribe demostró que el Estado sí era capaz de enfrentar el desafío que el terrorismo le había planteado a la democracia.

Pero lo que a Vivanco siempre le ha interesado es que se castiguen las violaciones a los Derechos Humanos que cometen agentes del Estado y miembros de grupos de autodefensa colombianos. Respecto del castigo a los miembros de las Farc, su actitud no es tan rigurosa. Y eso quedó demostrado con ocasión del supuesto nuevo acuerdo que Santos acaba de firmar en Bogotá con el narcotraficante alias Timochenko.

El Vivanco crítico del primer acuerdo, en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un Vivanco entusiasta y amigo del acuerdo. Pero, ¿qué cambió? En lo sustancial, frente a las Farc, absolutamente nada. Seguirá la impunidad, la no cárcel y la elegibilidad de responsables de los peores delitos.

En cambio, sí fue incluido un mico que pone en grave riesgo el futuro jurídico de los soldados y policías. En efecto, en la nueva versión del acuerdo se incluyó la cuestionable tesis del profesor alemán, Claus Roxin sobre la responsabilidad de mando. Así, por ejemplo un general terminará respondiendo judicialmente por lo que haga uno de sus subalternos. ¿Quién hizo incluir ese mico en el supuesto nuevo acuerdo? Todos los dedos apuntan hacia José Miguel Vivanco quien apenas supo que aquello había quedado debidamente redactado y garantizado que no sería removido, corrió a aplaudir a Santos y a expresarle que ahora sí el acuerdo con las Farc le parece maravilloso.

Aquello demuestra que a Vivanco le tiene sin el menor cuidado que personajes como alias Iván Márquez, o el despiadado asesino Carlos Antonio Lozada o el mismo Timochenko queden impunes y puedan ser gobernantes de Colombia. El iba por la cabeza de los militares y policías colombianos y, al parecer lo logró. Santos, en su afán por quedar bien con la extrema izquierda internacional le hizo el favor.

Preocupante que una persona con la importancia que tiene el señor Vivanco se valga de la supuesta defensa de los Derechos Humanos para imponer agendas con pesadas cargas ideológicas y no utilice su influencia para defender los derechos de las víctimas, sin importar en qué lugar del espectro ideológico se halle el victimario.

@IrreverentesCol